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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

22-12-2016

 

No hay síntesis posible

 

 


SURda

Opinión

Internacionales

 

Rolando Astarita

 

La nota anterior, “Alepo masacrada y la complicidad de la izquierda stalinista” ( aquí ) ha generado una fuerte diferencia de opiniones en el blog. Mis críticos, además de decir lo acostumbrado –que soy agente o funcional al imperialismo- sostienen que me falta información.

Pero lo cierto es que las diferencias no se deben a fallas de información,   sino a puntos de partida programáticos e ideológicos opuestos . Por esta razón recordé, en la nota anterior, que existe una trayectoria del castrismo   que es coherente con su apoyo a Al Assad . No se trata de un exabrupto.

Para que quede más claro, volvamos a marzo de 2011: en ese momento, y como parte de las movilizaciones que sacudieron al mundo árabe, centenares de miles de sirios salieron a las calles reclamando por libertades democráticas. Allí no había intervención de Arabia Saudita, ni de EEUU, ni de Turquía. Sin embargo, el régimen reprimió salvajemente: solo ese año hubo más de 5000 muertos y decenas de miles de detenidos. Pues bien,   ya en ese momento   el castrismo y el chavismo tomaron posición a favor de Al Assad. Y esto no es casual. Está de acuerdo con lo que ha hecho históricamente el castrismo (que es una variante del stalinismo), de apoyar regímenes de capitalismo de Estado represivos, pero supuestamente “anti-imperialistas”. Por eso sostengo que las trayectorias echan luz sobre el criterio político de fondo. Para que se entienda mejor:

El señor A,   en nombre del socialismo ,  aplaude la invasión de la URSS a Checoslovaquia; se niega a condenar a la dictadura argentina de Videla; apoya activamente a Mengistu (y los bombardeos al Frente de Liberación de Eritrea); elogia el régimen de los Kim en Corea; y apoya a Al Assad. El señor B,   también en nombre del socialismo , toma exactamente las posturas   opuestas : critica la invasión soviética a Checoslovaquia; pide la condena de Videla en los foros internacionales; critica al régimen de Corea del Norte; se opone a Mengistu (y a las masacres de eritreos) y apoya las rebeliones contra el régimen de Al Assad. Como es costumbre, en cada uno de esos episodios el señor A acusa al señor B de “no estar debidamente informado” y de “ser funcional al imperialismo”.

Sin embargo, todas estas diferencias no se deben a diferencias de información. Puede haber algún desacuerdo sobre algún dato, pero   los hechos fundamentales   los conocen tanto A como B. El problema es que A y B tienen concepciones distintas que afectan   ab initio   la forma en que admiten y procesan datos. Por ejemplo, recuerdo que cuando en la Praga ocupada por los soviéticos el estudiante Jan Palach se prendió fuego, el Partido Comunista dijo que Palach había sido pagado por el imperialismo para suicidarse. Los militantes del PC aceptaron a pie juntillas la explicación, y la repitieron. Los críticos no la aceptaron, y dijeron que era un invento del stalinismo. La cuestión no se podía resolver siquiera con datos empíricos, porque los militantes del PC estaban dispuestos a creer en todas las pruebas que daba la dirigencia soviética sobre los supuestos pagos a Palach, en tanto los críticos no creían palabra de esas pruebas (si al lector no le gusta el ejemplo, puede tomar los Juicios de Moscú; o cualquier otro “juicio” por el estilo). Los criterios básicos no coincidían.

Por supuesto, no se trata de una mera discusión sobre diferencias del pasado. Lo que trato de señalar es que   el encuadre básico permanece intacto a lo largo de décadas . Por eso los argumentos se repiten, aunque cambien las circunstancias. Así, nuestro señor A, que ha tomado posición de antemano por el “antiimperialista” Al Assad estará inclinado a creer que los miles que reclamaban libertades en 2011 solo podían ser agentes del imperialismo, y que debían ser reprimidos a cualquier costo. Aplica el mismo criterio con que en 1968 explicaba el suicidio de Palach. Y el señor B, ante las manifestaciones en Siria, dice lo opuesto de lo que dice A. Aplica el criterio con que en 1968 condenaba la intervención soviética en Checoslovaquia y no creía la historia que contaba el PC sobre Palach.

A pesar de que ambos se consideran socialistas, A y B responden a tradiciones políticas e ideológicas   opuestas . No hay síntesis posible entre ellos. Este es el fondo que subyace a la polémica sobre Siria y Alepo.

https://rolandoastarita.wordpress.com/2016/12/17/no-hay-sintesis-posible/

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